Jóvenes promesas

Hace apenas unos meses, Andros Townsend debía sus escasos minutos de fama a un vídeo viral de YouTube en el que se arrancaba en solitario con el tema Stand by Me de Ben E. King dentro del vestuario del filial del Tottenham. Desde la semana pasada, el extremo de los Spurs, de 22 años, ha pasado a acumular un sinfín de elogios en la prensa británica gracias a su debut de ensueño en la selección inglesa, con un gol portentoso desde fuera del área ante Montenegro.

Ayer fue el man of the match del partido del Tottenham ante el Aston Villa y anotó su primer tanto de esta campaña en la Premier con un centro desde la banda derecha que se coló en la portería. Townsend se ha asentado como extremo derecho de los Spurs esta temporada – gracias a la lesión de Lennon– después de haber sido cedido a nueve equipos desde 2009. El último, el QPR, donde participó en la aciaga campaña del descenso pero mostró destellos de su calidad con un célebre tanto ante el Sunderland, desde la frontal, con el empeine izquierdo. Días atrás, Townsend firmaba un contrato de cuatro temporadas que certificaba su definitivo salto a la élite y el final de un periplo de cesiones que para más de un futbolista, en sus circunstancias, hubieran supuesto una invitación a arrojar la toalla. Pero Townsend es hincha del Tottenham de toda la vida y el baño de humildad de los últimos años le ha servido para no dejarse llevar por la atención mediática.

Desafortunadamente, no suele ser el caso de las promesas emergentes de Inglaterra, un país acostumbrado a catapultar adolescentes por la vía rápida sin someterlos al tiempo necesario de cocción. Fue el caso de Wayne Rooney, debutante en la absoluta a los 17 años y convertido en una estrella de altibajos marcados por su temperamento caprichoso.